¿Qué es lo primero que haces al llegar a la oficina? ¿Saludas a tus compañeros, revisas tu lista de pendientes y arrancas con tus labores diarias? ¿O de plano eres de los que llega quejándose del tráfico, con ganas de sentarse a desayunar y con unas ansias desesperadas de enterarte del último chisme que ronda los pasillos?
Si te identificas más con el segundo escenario será mejor que cambies de actitud, pues Cosméticos con tu marca lamenta comunicarte que te has convertido en un empleado tóxico.
De acuerdo con el Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresa (IPADE), entre el 5% y 15% de los empleados de una compañía tienen esta actitud negativa que contamina el ambiente laboral y afectan la productividad de la organización.
Pero no todas las consecuencias negativas son para los empleadores. Al ser considerado tóxico, tus compañeros te sacarán la vuelta, evitarán colaborar contigo en algún proyecto y, para colmo, jamás te darán una referencia positiva.
Si aún no estás seguro de si eres un empleado tóxico, checa este listado y elige aquellas características con las que te identificas.
- Quejas. A este tipo de empleado todo les molesta. Le encuentran el lado negativo a todas las decisiones que se toman y jamás están conformes con su carga de trabajo.
- Críticas. Dado que no están conformes con las decisiones de sus superiores, tienden a criticar y cuestionarlos. Lo mismo ocurre con aquellos compañeros que logran destacar.
- Aislamiento. Evitan participar en actividades de la empresa fuera del horario laboral. Están convencidos de que relacionarse con los demás no les aporta nada.
- Soberbios. No aceptan sus errores y siempre culpan a otro por sus metidas de pata.
Para colmo, el empleado tóxico se caracteriza por inventar y difundir chismes de sus compañeros; además de que les resulta imposible salir de su zona de confort
Y bien… ¿te identificaste?
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